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La reflexión en torno a la sociedad se remonta a la cultura griega, a continuación un breve resumen.
La sociología ha tenido que recorrer un largo camino desde los primeros pensadores sociales hasta que, durante la primera mitad del siglo XIX, definió su campo de estudio y surgió como disciplina autónoma.
En el pensamiento occidental la reflexión en torno a la sociedad se remonta a los griegos, tanto en los Diálogos de Platón, como en la Política de Aristóteles se abordaba el tema desde una perspectiva filosófica señalando que la sociedad debería asumir un rol para lograr el orden justo en el que se pudiera manifestar la virtud de los seres humanos, considerada como meta de la vida social.
Durante el Renacimiento, filósofos como Tommaso de Campanella y Tomas Moro, en sus obras filosófico-literarias (Ciudad del sol y Utopía, respectivamente) mostraban su preocupación sobre la sociedad y con notables ejercicios de imaginación acerca de las sociedades perfectas, ambas obras contenían una crítica a la sociedad de su tiempo y a la vez expresaban la posibilidad de que existieran sociedades dichosas en el orden y la buena organización a partir del ejercicio de las mayores virtudes humanas.
Más adelante, con el avance de la economía capitalista y la formación de los estados-nación, la reflexión social se orientó hacia la economía y la política, destacando entre ellos Nicolás Maquiavelo, Jean Bodin. Thomas Hobbes y John Locke que estudiaron las relaciones entre los hombres y el poder, y reflexionaron acerca de las razones de las colectividades para aceptar el poder del Estado, de las características de ese poder y de las obligaciones respectivas que imponía al soberano y al súbdito. Otros autores, entre los que destaca Adam Smith iniciaron el debate teórico acerca de la producción, el valor de las cosas, el significado del dinero y el estudio del comercio.
Finalmente es importante mencionar que en esta evolución del pensamiento sociológico también fue importante el aporte de Jean-Jacques Rousseau y otros brillantes pensadores como Voltaire, Emmanuel José Sieyés y el Conde de Mirabeau, entre otros, puesto que reflexionaron acerca de la vida social y produjeron ideas fundamentales para el establecimiento de la naciente democracia; además se reconoce que eventos como la Revolución Francesa, produjeron un verdadero cambio en las mentes; la revolución Científica trajo consigo gran cantidad de descubrimientos, y la revolución industrial permitió los adelantos técnicos, mientras que en la actualidad la revolución energética y tecnológica nos acerca a una era automatizada en que los robots y las computadoras sustituyen al ser humano en infinidad de tareas.
Fuente: Hacia la Sociología-Cuarta edición; Puga C., Peschard J., Castro T. PEARSON EDUCATION, México, 2007.
Interesante, nuestros detractores dicen que la sociologia por ser tan "joven" no es sujeta de seriedad y de que tenga un campo de estudio por tanto en las universidades privadas no existe la carrera, en las publicas se hace lo posible por que no figure. Pero en el planteamiento que pones lo llevas a los griegos y no te detienes en Comte, que le hiizo mucho daño al llamarla la ciencia positiva. Para mi no es el padre, en este caso serian los griegos como precursores y ya mas en la modernidad le daria ese papel a Marx y a Weber, que le dieron los pilares para que fuera una ciencia social no predictiva sino de prospectiiva
ResponderEliminarAunque llamar a la sociología como una ciencia positiva, hace que pierda su valor histórico y prospectivo, se debe señalar que en América Latina, algunas de las raíces de las ideas positivistas estuvieron presentes en importantes líderes latinoamericanos, porque ellos sentían que la realidad surgida por la colonización era ajena a su proyecto de nación, puesto que implicaba un pasado servil que dificultaba la construcción y el gobierno de una nueva sociedad; es por ello que, con el fin de remplazar la herencia colonial, se adoptaron las ideas positivistas de Comte para los proyectos de nación que estaban surgiendo en las nuevas repúblicas. Varios líderes de la región aceptaron esa concepción del progreso siguiendo el ejemplo de los países industriales y capitalistas europeos, considerada como la única forma de entrar a hacer parte de la civilización, para lo cual además se plantearon una nueva educación basada en los principios positivistas, y así poder superar el estado de "barbarie" de la sociedad americana, proponiendo finalmente una "mejora" de la raza a través de la inmigración europea, principalmente de países del norte de Europa.
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