Este artículo fue publicado originalmente en el Diario Digital Primer Reporte. |
La paridad en el Ecuador es un principio constitucional que surgió como resultado de la lucha de distintos movimientos de mujeres para democratizar el escenario político ecuatoriano, es decir, equilibrar la presencia de hombres y mujeres en los distintos espacios de poder, que han sido tradicionalmente dominados por hombres.
En el marco de la Décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, celebrada en Quito del 6 al 9 de agosto de 2007, se reconoce que “la paridad es uno de los propulsores determinantes de la democracia, cuyo fin es alcanzar la igualdad en el ejercicio del poder, en la toma de decisiones, en los mecanismos de participación y representación social y política, y en las relaciones familiares al interior de los diversos tipos de familias, las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, y que constituyen una meta para erradicar la exclusión estructural de las mujeres”.
De acuerdo al Consejo Nacional Electoral (CNE) en las elecciones generales del año 2013 para elegir Presidenta o Presidente y Vicepresidenta o Vicepresidente, representantes al Parlamento Andino y representantes a la Asamblea Nacional, se presentaron 1.434 candidatos y candidatas, de los cuales 769 (53,6%) fueron hombres, mientras que 665 (46,4%) fueron mujeres. Por su parte, en lo que corresponde a las elecciones seccionales del año 2014, se presentaron 28.180 candidatos y candidatas principales, de los cuales 16.317 (57,9%) fueron hombres y un total de 11.863 (42,1%) fueron mujeres.
Con los datos presentados en el párrafo anterior, se demuestra que la paridad, a pesar de ser reconocida como un principio constitucional, no se cumple y que, además, las mujeres no participan en igualdad de oportunidades para acceder a espacios de poder.
Frente al proceso electoral del 19 de febrero de 2017, donde elegiremos 143 dignidades entre nacionales y provinciales (Presidenta o Presidente y Vicepresidenta o Vicepresidente de la República, 5 representantes al Parlamento Andino y 137 representantes a la Asamblea Nacional), los movimientos y partidos políticos tienen la gran responsabilidad de reducir la brecha existente en cuanto a la participación de las mujeres.
Sin embargo, aunque podría ser prematuro analizar la participación de las mujeres en estos comicios que se avecinan, claramente se denota que, para las dignidades uninomiales de Presidenta o Presidente y Vicepresidenta o Vicepresidente, hay una orientación hacia la candidatura de los hombres, siendo pocas las mujeres consideradas para alguno de aquellos cargos, quedando pendiente conocer quienes lideraran las listas en cuanto a las dignidades plurinomiales de Asambleístas y representantes al Parlamento Andino.
Para finalizar, aunque se han dado cambios en la participación de las mujeres en todos los niveles, equilibrar la participación de hombres y mujeres en los distintos espacios de poder, es responsabilidad de todas y todos, puesto que con ello se garantizaría una diversidad de voces que nos representen y que contribuyan a vencer los obstáculos y la discriminación que sufren las mujeres rurales, afrodescendientes e indígenas, por ello es importante no perder de vista este importante tema en cada uno de los movimientos y partidos políticos, exigiéndoles asumir la voluntad política que les corresponde para garantizar la paridad.
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